Las infecciones transmitidas por la sangre son un grave problema de salud pública en todo el mundo, transmitidas por contacto con sangre contaminada y otros fluidos corporales.Estas infecciones pueden ser causadas por una variedad de patógenos., incluidos los microorganismos como bacterias y parásitos, así como los agentes infecciosos no celulares como los virus.Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) enfatizan la importancia de tres virus específicos transmitidos por la sangre sobre los que los profesionales de la salud deben estar particularmente vigilantes.: el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), el virus de la hepatitis B (VHB) y el virus de la hepatitis C (VHC).
Para prevenir eficazmente la transmisión de infecciones transmitidas por la sangre, deben implementarse estrategias integrales en los centros de salud, las comunidades y entre las poblaciones de alto riesgo.Estas estrategias incluyen: